1 de febrero de 2009


Valkyrie
Dirigida por Bryan Singer










Dotar de tensión narrativa de forma eficiente a una película nunca es tarea fácil. Menos aún cuando lo que se quiere es dotar de tal tensión y buenas cuotas de suspense a un evento de tremendo peso histórico - aunque en último término, trágicamente fallido en sus pretensiones - cuyo resultado es de amplio conocimiento público precisamente por lo que no logró. ¿Cómo mantener en vilo al espectador con una historia cuyo desenlace es de todos conocido? El complot emprendido por la alta oficialidad alemana el 20 de julio de 1944 con el fin de asesinar a Hitler, cortar al mismo tiempo las cabezas pensantes del SS como potenciales sucesores políticos e iniciar posteriormente las conversaciones de paz con las fuerzas aliadas, es uno de los episodios más dramáticos de la Segunda Guerra Mundial y por lo mismo uno de los más sobradamente conocidos por los aficionados al tema. Como poco, ha sido adaptada para la televisión un par de veces en forma de telefilm o miniserie, además de ser punto focal de muchos documentales. Todos manejamos los detalles básicos: el coronel Claus Von Stauffenberg coloca una bomba oculta en un maletín durante una conferencia con el Fuhrer en su inexpugnable Guarida Del Lobo. El maletín está muy cerca de Hitler para asegurarse de que la explosión definitivamente acabe con él. Stauffenberg abandona la sala para contestar una llamada telefónica previamente concertada; la bomba explota. El oficial abandona apresuradamente el fortín de reuniones aprovechando la confusión del momento y se dirige a Berlin para concretar la 2º fase del plan, asistido por los demás complotadores. Pero Hitler, increíblemente, no ha muerto. En una cruel burla del destino el dictador nazi apenas ha sido herido de consideración. El complot fracasa y la tragedia se cierne sobre los culpables. Bryan Singer tenía, por tanto, una tarea difícil por delante cuando asumió la dirección de Valkyrie, la dramatización de este complot que ahora nos presenta, siendo su principal desafío crear una sostenida y creciente pulsión narrativa sobre un desenlace que ya se conoce de antemano.

Sumándose a esta preocupación básica, Valkyrie acumuló numerosos atrasos de producción y un sin fin de rumores de problemas tras bambalinas que amenazaban con convertir a la película en un avispero de controversias extra cinematográficas. No sólo tuvo Singer que enfrentarse al desprecio del propio hijo del coronel Stauffenberg hacia Tom Cruise - al parecer la Cienciología no cae bien en ninguna parte - como elección para interpretar a su padre (un hombre tan admirado en Alemania que el propio Ministerio de Defensa se sumo a las críticas hacia Cruise) sino que también - debido a estos roces - hubo reticencias de las autoridades civiles germanas a permitir el acceso a los equipos de producción a importantes lugares históricos necesarios para la filmación. El sobrado profesionalismo del actor y finalmente su respetuosa interpretación del personaje calmaron estas polémicas y un poco más tarde, gracias a una campaña pública llevada a cabo por periódicos y revistas apoyando al film, se logró el permiso definitivo del gobierno pudiendo continuarse la filmación sin mayores baches.

Terminada la post producción, sin embargo, sucesivos cambios en la fecha de estreno volvieron a hacer circular rumores sobre la viabilidad artística del proyecto y tan sólo después de un favorable pase de prueba para la prensa las voces tendenciosas, alimentadas en su momento por la tibia recepción al Superman Returns del director, fueron acallándose. La película ha sido recibida de todas formas con críticas encontradas en los EEUU. Algunos la han calificado de tediosa y superficial; otros han llegado incluso a quejarse del por qué los uniformes alemanes parecen tan lustrosos y bien presentados (¡!) en un momento en que el poder alemán estaba ya en decadencia. Esta gente parece olvidar que en lo que se refiere a los círculos de poder nazi más cercanos a Hitler, nunca hubo escasez de nada, ni siquiera en los peores trances del conflicto. El único momento en que realmente la fachada del nazismo se vino abajo fue con la invasión soviética a Berlín. Pero, en fin. Opiniones y opinantes son de lo que más hay en este mundo.

Volviendo a lo que importa. A pesar de todo este caldero de inconvenientes el que Singer se haya sacado de la manga un film tan redondo y bien facturado como Valkyrie es todo un logro, a pesar de que este hombre ya tiene poco que probarnos en cuanto a talento y ambición de propósitos. Apoyado en un elenco de secundarios de lujo, mayoritariamente británico, y tan ecléctico como estupendo, Singer nos entrega una película que funciona magníficamente como relato de suspenso histórico, en la misma línea de, por ejemplo, Day Of The Jackal (otra cinta que jugaba con la tensión narrativa de un momento seudo histórico cuyo desenlace era de sobras conocido). Ya había dado muestra el director de su talento para estas lides de manejar los hilos de la tensión en su ya clásica The Usual Suspects, con su enrevesada (de)construcción narrativa usada como herramienta para sacar el máximo partido a sus elementos de suspense. Aquí la estructura narrativa es totalmente clásica – en coherencia con el tema y la época que retrata – y recupera lo mejor de su capacidad como director de actores – que no brillaba tanto desde su trabajo con Ian McKellen in Apt Pupil, película que curiosamente también trataba sobre los nazis y la Segunda Guerra Mundial - para orquestar un filme donde es igualmente importante lo narrado como los personajes que protagonizan la historia.

Por supuesto, en un film de apenas dos horas es imposible indagar con la profundidad necesaria en los retratos de personajes que pueblan este relato trágico o hacerles total justicia como seres humanos, dado que estamos hablando de personas reales. Una razón más para agradecer el estupendo elenco de secundarios que casi por pura presencia dotan de gravedad y peso dramático a los distintos miembros del complot. Sin embargo, la condensación de personajes – reducidos del más de centenar que realmente participaron en la operación a poco más de una treintena que aparece en el film – es completamente comprensible en aras de la claridad expositiva y la necesaria manipulación del dramatismo. Dicho sea de paso, es necesario recalcar que Valkyrie es una película coral, no obstante ser Cruise la fuerza en torno a la cual gravitan el resto de los personajes. Es muy agradable comprobar como el ego de este actor, cuando el proyecto lo requiere, no se interpone en el camino de la coherencia creativa. Su trabajo aquí es excelente. Intenso y medido a partes iguales, sin nunca reclamar la atención sobre sí mismo, sin habérselo ganado antes. Se trata de un Cruise en muy buena forma y que recuerda sus mejores logros interpretativos. Por lo demás, Singer evita cuidadosamente la estridencia emocional o la excesiva romantización de los protagonistas, ripios comunes a un proyecto de esta clase, manteniéndose siempre dentro de unos parámetros de sugerida solemnidad y carentes de cualquier tipo de sensiblería. Valkyrie, contrariamente a lo que podríamos asumir, es una cinta muy cercana a lo espartano en la presentación de los hechos. No hay heroicismos desmesurados o movimientos de cámara ampulosos que intenten dotar a las imágenes de una falsa sensación épica. En todo caso, es un relato intimo casi, donde todo y todos tienen una adecuada sensación de lugar y propósito.

Mayor motivo aún para alabar el trabajo de Singer, sacando conseguidas cotas de tensión de lo que es, básicamente, una larga serie de cabildeos furtivos y discusiones de oficina, ya sea cara a cara o por teléfono. Salvo un breve prólogo en África – donde vemos el origen de las mutilaciones de Stauffenberg – y un tiroteo bastante anémico sobre el final, la cinta no tiene acción alguna que pueda satisfacer al espectador desprevenido que espera una variación germana de films como The Dirty Dozen, Inglorious Bastards (que amenaza remake via Tarantino) o productos similares. Nada más lejos de la realidad. Con todo lo válidas que esas películas son como muestras de buen cine de acción, Valkyrie es una cinta que evita todo tipo de liviandades, pidiendo del espectador madurez de apreciación y una apropiada perspectiva histórica para asumir los agonizantes dilemas que enfrentan sus personajes. La película de Singer está hecha con eficacia e inteligencia, por lo que es una cinta razonablemente comercial en su factura, pero respeta siempre la integridad de los hechos reales que narra, narración misma puesta al servicio de una válida recuperación histórica.

Como bien reza el dicho: lo peor que puede hacer la raza humana es olvidar sus pasados errores, pues quien olvida está condenado a repetir. Bajo este prisma, Valkyrie es una gran película y un sensible recordatorio de que cuando nuestra inquietante, falible naturaleza humana nos traiciona de forma tan brutal, lo único que le queda como brújula de conducta a unos pocos es la básica certeza moral de lo que está bien y lo que está mal para actuar en consecuencia. Para el espectador comprometido, Valkyrie es una historia cruel y dolorosa de experimentar, ciertamente, pero necesaria de mantener en la memoria por el bien de nuestro propio futuro.


1 comentario:

Oscar Salas dijo...

Interesante es la relación que haces con Apt Pupil y el trabajo de Singer en la dirección de actores. Pareciera que cuando los proyectos involucran una relación con su ascendencia judía, el hombre se lo toma muchos más a pecho. De hecho, en Superman Returns no me molestaba su enfoque mesiánico, pero la mezcla con el homenaje constante a la versión de Donner lo lastró hasta la muerte.
Lástima que no tenga deseos de ver Valkirie. Curiosamente, mi veto a Tom Cruise comenzó hace más de una década cuando en tu compañía vi Mission: Impossible. Salí tan enojado que no vi nada más de él desde entonces (al menos pagando). Pero ya llegará la oportunidad. se lo debo a Michael Mann (y me pesa) y tal vez se lo deba a Singer.
Saludos!!